Compliance, PyMEs y COVID-19

El Covid -19 ha provocado a nivel mundial, no solo crisis desde el punto de vista sanitario, sino también otro tipo de consecuencias: económicas, financieras, fiscales, comerciales, tecnológicas, solo por mencionar algunas.

Vemos a ciertos sectores empresariales paralizar sus actividades -sobre todo las PyMes sumamente golpeadas-, o disminuirlas notablemente. Otros se reinventan, otros se adaptan. Y es aquí, en donde vemos la relevancia que ha adquirido el Compliance en el marco de la crisis por coronavirus.

Lejos de quedar como un tema “del pasado”, los programas de integridad son la herramienta que pueden permitir que nuestra empresa, y muy particularmente en el caso de las Pymes, pueda “surfear la ola” en medio de las dificultades.

El proceso que previamente mencionabamos de readaptar, reorganizar, reinventar la actividad empresarial de manera rápida y eficaz, trae aparejado numerosos riesgos.

No quisiera detenerme aquí en aquellos derivados del teletrabajo, protección de datos, protocolos sanitarios, por mencionar algunos. Sino poner el foco en los procesos de adquisición de bienes y servicios para paliar la pandemia, a través de contrataciones directas: que sucede?

Los controles son laxos, la debida diligencia en ocasiones es mínima o inexistente, da lugar a sobreprecios, a manejos que bordean -y muchas veces pisan- actividades ilícitas.

Aquí es primordial ajustar los controles, tanto desde el sector público como desde el sector privado, dando al Programa de Integridad la relevancia que el contexto amerita para no caer en la comisión de un delito penal, con responsabilidad no solo para los directivos, sino también para la empresa.

En esta era digital, donde la información al instante cruza un océano, un hecho de corrupción puede provocar a la empresa un grave daño reputacional, con las consecuencias económicas que ya conocemos.

Y es hoy, en medio de una gran crisis económica global, donde las empresas quieren alejarse de ese daño reputacional. Lo que menos necesitamos  en este contexto es este tipo de consecuencia. Y esto corre tanto para la PyME (gravemente deteriorada por el Covid-19) como para cualquier empresa sin importar la envergadura de la misma.

Frente al contexto, luego de transitar los primeros meses dentro de este caos mundial, vemos como el Compliance adquiere -mas que nunca- relevancia en el marco de las nuevas maneras de contratar.

Hemos visto en Argentina, con una incipiente pandemia, como algunas contrataciones realizadas entre el sector publico y privado se han visto cuestionadas, sin contar con la cantidad de PyMEs que se encuentran involucradas en la cadena de esas contrataciones.

En este sentido, rápidamente la Oficina Anticorrupción ha elaborado recomendaciones para las contrataciones directas realizadas en el marco de la pandemia, aplicables a Ministerios, en donde se deberá aplicar un pacto de integridad entre órgano contratante y la licitante. Quienes ya tengan un Programa de Integridad, no hay duda que se encontrarán mejor posicionados. Y en este sentido, si bien la PyME puede no ser la contratante directa, en la cadena de valor seguramente estará interviniendo.

Según manifestó el titular de la O.A., Dr. Felix Crous, estos pactos de integridad, por vía del Ministerio del Interior, se comenzarán aplicar en las Provincias y Municipios, para que a su vez estas los apliquen y exijan a las PyMEs que contraten con estas entidades provinciales y municipales.

De ahí la relevancia del Compliance para la Pyme. En la nueva manera de vincularnos comercialmente, donde el valor reputacional es aspecto de marketing, y en el contexto de crisis económico-financiera, un Programa de Integridad nos puede “salvar”. No solo nos da un paraguas legal, nos protege frente a posibles ilícitos, sino que este elemento será un plus en este contexto en el cual los controles en las contrataciones se comenzaron a agudizar