El centro de datos moderno está evolucionando e innovando constantemente, por eso es fundamental adquirir soluciones informáticas que estén preparadas para impulsar la transformación de las empresas a lo largo de diferentes industrias, aportando al crecimiento del cómputo de alto rendimiento (HPC) y otras tecnologías.

Hace algunos años que la tendencia de migración a la nube está en el centro de las conversaciones del ámbito empresarial. Me refiero al proceso de mover las aplicaciones y los datos de los servidores privados locales hacia un proveedor de nube pública. Esta acción tiene varios beneficios para las organizaciones, entre los que se destacan la reducción de costos de TI, junto con mayor protección, seguridad y mejoras en el rendimiento general, lo que se traduce en modernización, productividad y colaboración.

Según un informe del grupo Emerald Research encargado por Microsoft, el 82% de las empresas ven a la migración como un trampolín hacia la transformación digital. Pero, como ocurre con la mayoría de las tecnologías que se están desarrollando masivamente en los últimos años, es necesario dedicar tiempo a definir la estrategia que se aplicará para el traspaso de datos a la nube, más allá de la inversión económica.

Para sacar provecho de esta herramienta y sus funcionalidades, será clave determinar la razón por la cual las empresas desean implementar entornos cloud, cuál es el mejor tipo de nube para su industria, qué es conveniente migrar y qué no dependiendo de sus procesos internos. Todo ello alineando el uso de la nube a los objetivos que persiguen a mediano y largo plazo, para lograr mejor accesibilidad a los datos y su posterior análisis, entre otros beneficios.

También será necesario contemplar la infraestructura que requiere cada organización para sacar máximo provecho de la nube en su caso particular, considerando si cuentan con personal capacitado o si deberán formarlos, si hay buena conexión a internet que acompañe, y si hay noción de los riegos potenciales de avanzar con la migración.

Una nube híbrida, por ejemplo, es una de las opciones que barajan las organizaciones que desean mover solo una parte de sus recursos a la nube, manteniendo el resto en su centro de datos local, lo que les permite adaptar esta herramienta a sus actividades y tareas diarias de la mejor manera, acompañando el funcionamiento óptimo de toda la empresa.

Los entornos cloud requieren más rendimiento, escalabilidad y flexibilidad. Frente a la limitación del espacio de los centros de datos y los costos energéticos, uno de los principales desafíos al apostar por el desarrollo de estas soluciones es hacerlo de forma eficiente, energéticamente hablando. Es por esto que, desde AMD, asumimos el firme compromiso de aumentar la eficiencia energética de nuestros CPUs y GPUs hasta 30 veces para 2025.

En concordancia con esta meta, lanzamos la 4ta generación de los Procesadores AMD EPYC, diseñados para catalizar una nueva etapa de servicios digitales, otorgando un alto rendimiento. Para nosotros, es importante renovar constantemente nuestro apoyo al ecosistema brindando soporte completo que incluye software y hardware, abarcando una gran variedad de cargas de trabajo y creando las últimas características de la industria. Así, podemos seguir ampliando nuestra cartera de liderazgo y satisfacer las diversas necesidades de la nube nativa y técnica.